Ante el brutal desalojo de 130 familias en Longchamps (Alte. Brown)

El día 30 de abril, vecinos y vecinas del Barrio 14 de febrero de Longchamps, fueron desalojados brutalmente por personal policial de la Comisaria 4º sin orden judicial, dejando un saldo de 3 detenidos, una docena de heridos, y 130 familias sin tierra para vivir. Los vecinos/as fueron atacados con balas de goma, gases lacrimógenos, e incluso balas de plomo, sufrieron amenazas, y el incendio de casillas y mercadería. Los periodistas y reporteros gráficos presenten fueron víctimas de un particular hostigamiento hacia ellos/as, llegando a la detención de una fotógrafa y al destrozo de su automóvil.

Desde el Colectivo de Abogadxs Populares La Ciega participamos en la formulación de la denuncia penal que el día 6 de mayo los vecinos presentaron ante la UFI 12 de Lomas de Zamora (Juzgado de Garantías nº 6, IPP 27242/14). Asimismo presentamos una denuncia en la Auditoria de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad. Estas acciones se emprenden con el objeto de visibilizar el brutal accionar policial contra los más humildes, así como también luchar contra la impunidad con la que el poder judicial suele amparar a las fuerzas represivas.

Convocamos a todos los organismos de Derechos Humanos a manifestar su preocupación, repudiar los hechos sucedidos, exigir la investigación y sanción a los responsables, ante la UFI 12. Ponemos a disposición la denuncia que se ha presentado. Asimismo convocamos a adherir a la solicitada que se pega a continuación.

Más información:

Entre Jueces no hay cornadas (Sobre la no destitución del Juez Pedro Federico Cornelio Hooft):

El desenlace vergonzoso que presenciamos el día lunes 28 de abril desde la vereda de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires se preanunciaba desde las primeras audiencias.

Juan Carlos Hitters, el presidente del Jury de enjuiciamiento al actual Juez Pedro Federico Cornelio Hooft, le permitió sistemáticamente a su defensor Héctor Granillo Fernández (Docente de la UNLP) realizar preguntas revictimizantes a familiares y a víctimas directas. Por otra parte ya es costumbre verlo defendiendo genocidas con estas formas que  superan largamente el ejercicio material de una defensa. 

Recordemos que en esta ciudad Granillo defendió al médico Corsi condenado en la causa en la que se investigaron los crímenes cometidos en la Unidad 9 durante la última Dictadura cívico militar por las torturas seguidas de muerte de Alberto Pinto.

Un ejemplo de esto se dio luego de 5 horas de declaración de Marta García de Candeloro sobre sus seis meses en un centro clandestino de detención. Granillo inició su interrogatorio, preguntándole a Marta García de Candeloro: “Señora, en el corto lapso que estuvo detenida?..." , para luego poner en duda lo dicho o no dicho por ella en su declaración en el juicio a las juntas. Hace falta explicarle a estos abogados qué tiempos se vivían en el 83 en nuestro país? Evidentemente sí.

En esa audiencia Marta relató vívidamente – como lo ha hecho en infinidad de oportunidades - su  encuentro con Hooft en la Comisaría Cuarta de Mar del Plata y,  como tantas veces, resumió que “al escuchar los pasos del juez que se retiraba sintió que eran los pasos de la justicia los que se marchaban”. Seguramente  el día 28 de abril sintió esos mismos pasos marchándose nuevamente.

De once miembros, sólo dos votaron por la destitución. El diputado Sciolista Lorenzino Matta fiel a la fuerza que representa, prefirió no decir nada, y sencillamente retirarse del juicio en las primeras audiencias sin dar mayores explicaciones para ir a intentar – en otro frente- horadar la lucha de los docentes que por esos días daba pasos decisivos.

Aunque hay que poner de resalto que entre los votos absolutorios están el de Héctor Luis Vitale (Senador del Frente Renovador) y Abel Eduardo Buil (Diputado del FAP). Debemos recordar que Lorenzino Matta forma parte de la misma fuerza que dio los únicos dos votos por la destitución.

En el día de ayer conjueces y abogados de la matricula se abroquelaron en una forma de contar la historia que no debemos considerar superada. La teoría de los dos demonios sigue vigente y ahí están sus creadores listos para salir a defenderla en la primera oportunidad que tengan. 

Así lo hizo el ex Fiscal Strassera en este Juicio, alegando de manera prematura a favor de Hooft y así lo hicieron todos los miembros en una abrumadora mayoría que en los términos de sus votos excedieron largamente el objeto del Jury, aportando incluso argumentos propios de la defensa en la causa penal.

Recordemos que Hooft aun sigue siendo investigado penalmente por la justicia federal en vinculación con la sucesión de detenciones ilegales ocurridas en Mar del Plata en julio de 1977, de las cuales, entre otrxs, resultaron víctimas los abogados Norberto Centeno, Salvador Manuel Arestín, Carlos Bozzi, Tomás Fresneda, Raúl Hugo Alais, Camilo Ricci, Jorge Candeloro y Marta García de Candeloro; y que es recordada como La Noche de las Corbatas, por ser en su mayoría abogados laboralistas, comprometidos con la defensa de los derechos de los trabajadores, que no dudaron en presentar Habeas Corpus a favor de compañerxs desaparecidxs. 

Aquella noche fue también un mensaje de la Dictadura cívico militar para todxs los abogadxs que lucharon y este fallo deja ese mensaje vigente.

Desde el Colectivo de Abogadxs Populares La Ciega, repudiamos este vergonzoso proceso y su resultado, entendiendo que representa un nuevo mensaje a todxs lxs que luchamos contra la impunidad de ayer y de hoy.

Reivindicamos la lucha de lxs abogadxs que pelearon y pelean por un mundo más justo, por una sociedad construida por y para lxs de abajo.

Sobre inseguridades y linchamientos.

 Nota para la edición  del 1° de Mayo de la revista ABRE BRECHA. Por el colectivo de Abogadxs populares la ciega. 


 “No hay peor fascista que un burgués asustado”

 Bertolt Bretch.



En los últimos días tomó centralidad, nuevamente, una feroz campaña en contra de la “inseguridad”, y como siempre, no hablamos de cualquier inseguridad sino de aquella que pareciera que sólo puede tomar relevancia en un sistema capitalista en el cual se pone por delante la propiedad privada a la vida humana.  No existe otra razón que ésta para entender el fenómeno que los medios masivos de desinformación denominaron “linchamientos”  que surge, casualmente, en un contexto en el que está a flor de piel en sectores de clase media (o “vecinxs bien”) una sensación de miedo e indefensión producto del discurso de sectores políticos conservadores que se oponían al anteproyecto de reforma del Código Penal. Estos sectores con eslóganes simplistas y falsos instalaron la idea de que se buscaba beneficiar a lxs delincuentes frente a un Estado que permanecía inerte ante ello. 
La muerte de David Moreira, en Rosario, después de una feroz golpiza a manos de una turba de supuestos “vecinxs comunes indignados por la inseguridad” es el ejemplo más doloroso de una sociedad de consumo en donde el odio hacia quienes atentan contra la propiedad privada llega a niveles inimaginables.
La actitud de estas hordas linchadoras reproduce y multiplica absolutamente la reacción del “burgués asustado”… por miles. Es fascismo y barbarie en su más puro estado. Existe plena responsabilidad de quienes han dirigido esta sociedad durante décadas, aportando a las concepciones individualistas y egoístas que sostienen y fomentan el modo de producción capitalista, en contraposición con la necesaria e imprescindible fraternidad humana.
Son estos mismos sujetos los que, por un lado, protestan por la “inseguridad” y por otro son capaces de actuar como jauría enfurecida sobre la humanidad de otro individuo moliendo y hasta matando a golpes sólo porque “alguien dijo” que había cometido un delito, estos son actos de salvajismo puro a los que nos ha llevado este sistema capitalista. Son ellos, aunque resulte una obviedad, son ellos quienes cometen el delito de homicidio calificado y deben responder ante la justicia por esto.
Los “linchamientos” son acciones que toman a pequeñxs ladrones, o sospechosxs  de serlo, en chivos expiatorios de todos los males. Y no se trata aquí de desconocer el avance de la inseguridad, pero sí rechazar que la forma de combatirla sea con una escalada aún mayor de violencia. La inseguridad no es responsabilidad de quien sale a robar, hombres y mujeres, que así como algunos nacen en cuna de oro, a ellxs les tocó nacer sin cuna, sin educación, sin asistencia médica, sin un plato de comida, pasando frío y calor, con los lazos sociales rotos, destruidos –entendemos que esta es la verdadera inseguridad–.
La respuesta que dieron los sectores de poder, en medio de una marea mediática y justificadora, dejo un claro mensaje, si bien con algunos matices, hacía un mayor endurecimiento represivo. Esto se materializó en el anuncio de Scioli de declarar la “emergencia en materia de seguridad”, apuntando a la profundización del estado policial de la mano de la nefasta Policía Bonaerense. La reincorporación de unos 15 mil agentes retirados –que se sumarán a los 60 mil actuales– y la compra de armamento por 600 millones de pesos, tienen como único fin dar una respuesta demagógica a la supuesta demanda popular por “seguridad”, se vislumbró incluso la posibilidad de prohibir a lxs acompañantes en motos de baja cilindrada en lugares céntricos.
Entonces la principal política para responder a los problemas relacionados con la seguridad ciudadana es la de encarcelar personas, pero no a cualquier persona sino a aquellas que responden a un estereotipo (el de ser jóvenes y pobres) y que cometen cierto tipo de delitos (delitos contra la propiedad), la mayoría de las cuales (más del 50%) se encuentran amparadas por el principio constitucional de inocencia y bajo el régimen de la prisión preventiva.
Todo eso apunta más al control y al disciplinamiento social que a la prevención del delito. Contrariamente a lo que nos intentan hacer creer el Estado está hoy más presente que nunca, desde 1983, en materia represiva. Según CORREPI, durante la gestión kirchnerista, con la militarización de los barrios a través de gendarmería, prefectura y las policías, se produjeron 2.400 fusilamientos de gatillo fácil sobre un total de 4.100 desde 1983; hubo 67 desapariciones forzadas; creció exponencialmente la población carcelaria (dentro de esta el 80% de lxs presxs permanece sin condena). La represión a los conflictos obreros eclosionó: miles de causas judiciales contra luchadorxs, condena a perpetua de los trabajadores de Las Heras, 21 asesinadxs en movilizaciones y protestas, presxs políticxs como los de Corral de Bustos y Quebracho, la sanción de siete leyes antiterroristas, la sustitución de la tradición de asilo político por la compulsiva extradición de refugiados como lxs campesinxs paraguayxs y el reciente proyecto de ley de “convivencia en las manifestaciones sociales” impulsado para limitar y controlar el derecho a la protesta. Este último proyecto, aplaudido por los sectores de la oposición más reaccionaria como el Macrismo y el Massismo, avanza aún más en la criminalización de la protesta social; intenta limitar las protestas tildándolas de ilegitimas en caso de que impidan el tránsito o  bien afecten un derecho esencial, habilitando en tal caso el uso de las fuerzas represivas para impedirlas.
Porque estas medidas están destinadas de ante mano al fracaso y parecieran tener como único objetivo la proyección electoral de quienes las impulsan, creemos necesarios ser categóricos en el repudio de estos hechos de aumento de mano dura –desde los linchamientos hasta la emergencia en seguridad dictada por Scioli y el proyecto de ley que comentamos. Estos no son “justicia”, no atacan las causas estructurales y condenan brutalmente a quienes son más víctimas que victimarios de este sistema social. Por el contrario, entendemos que con mayor fuerza debemos organizarnos para reclamar por trabajo, salud, educación, vivienda, y el reparto de la riqueza. Debemos tomar en nuestras manos la construcción cotidiana de otro mundo posible, en las calles, en los barrios, en las escuelas, en las universidades, como venimos haciendo desde hace muchos años desde las organizaciones populares.